De desierto volcánico a montaña verde: la isla que podría salvar al medio ambiente

montaña verde
23 julio, 2020

Los expertos dicen que parte de su superficie se parece a la Luna y otro tanto a Marte. Desde el mar, la orilla se ve cubierta de ceniza y arena. Más adentro, todo está cubierto de lava negra y piedras. Sin embargo, la Isla de Ascensión alberga al mayor ecosistema artificial del mundo y hasta se convirtió en una esperanzadora salida para mejorar el medio ambiente.

La remota isla, de trece kilómetros y medio de largo por ocho de ancho y perteneciente al Reino Unido, se encuentra ubicada a 2200 km al este de Brasil y 3200 km al oeste de Angola, África. Rodeada de 44 cráteres, lava basáltica y conos de ceniza, conserva su mayor secreto: una montaña verde de 859 metros de altura, cubierta de una vegetación implantada con especies de diversas partes del mundo. Un frondoso bosque nuboso que llena de vida a una tierra carbonizada.

Misión: crear una montaña verde

La Montaña Verde (Green Mountain) es un proyecto que nació a mediados del siglo de XIX y casi 200 años después sigue vigente. El hombre que formuló el plan para convertir una de las islas más desoladas del mundo en un exótico paisaje fue Sir Joseph Hooker, amigo cercano de Charles Darwin y el principal botánico de la era victoriana. Si Darwin comparaba a las Galápagos con el Edén, varios textos afirman que se refería a la Isla Ascensión como un pasaje quemado que le representaba el infierno.

Los marineros que en ese entonces arribaban a la isla deshabitada, los únicos rastros de vegetación que encontraban eran hierba y pequeños helechos en los alrededores de lo que hoy es la montaña verde, un sector donde se conservaba un poco de humedad. Según una investigación de la Universidad de Washington, en ese entonces se registraban unas diez especies endémicas: dos hierbas, dos arbustos y seis helechos. Hoy el follaje de la montaña está compuesto por unas 300 especies.

Hooker planificó cuatro puntos estratégicos: establecer árboles en la montaña verde para aumentar las precipitaciones, escalonar las pendientes empinadas para proteger los suelos, plantar arbustos adaptados en seco en tierras bajas e introducir una amplia variedad de cultivos. Desde 1847 hasta 1850, se plantaron principalmente árboles y arbustos que pudieran soportar la exposición a la brisa marina y los vientos. Las plantaciones continuaron por dos décadas más hasta llegar a los 5.000 árboles.

La extinción de especies autóctonas

Sin embargo, no todas las plantas sobrevivieron y una de las consecuencias no deseadas del plan Hooker fue la extinción de las pocas especies autóctonas y de la que los biólogos son tan fervientes defensores, por lo que su proyecto ha recibido varias críticas. Las plantas más resistentes se adaptaron y proliferaron, cambiando notablemente el clima y la geografía de la isla. Como las copas de los árboles producen y retienen la humedad, con los años conformaron un espejo de agua dulce en la parte superior de la montaña.

Hoy la isla está habitada por unas 900 personas, en su mayoría militares británicos y trabajadores de la Agencia Espacial Europea. Allí se pueden encontrar plantaciones de bananas, frambuesas, jengibre, sabinas, café, helechos e higueras, coníferas, pinos, casuarinas y acacias. Todo un bosque tropical de especies no nativas.

Una esperanza contra la deforestación

La deforestación global ha promediado 5.2 millones de hectáreas por año desde 2000-2010 (una superficie como la de Costa Rica desaparece anualmente), por lo que la rápida creación de un ecosistema en funcionamiento como la montaña verde brinda la esperanza de algún día revertir esta tendencia global alarmante y colaborar en la lucha contra el calentamiento global.

Si bien la Isla de Ascensión cuenta con ciertas particularidades que dentro de su aridez favorecieron al plan de Hooker. Los principios de plantar árboles en las tierras altas para aumentar las precipitaciones, usar vegetación para proteger los suelos y plantar arbustos adaptados en seco en tierras bajas son lo suficientemente generales como para aplicarse en muchos lugares en el mundo. Y hasta muchos audaces aseguran que podría ayudar a ecologizar Marte.

Una lección positiva es que el estudio adicional de la montaña verde podría ayudar a informar estrategias para replicar en algunos desiertos u otros lugares áridos del mundo. La advertencia es tener en cuenta las limitaciones físicas, como la meteorología, y la necesidad de conservar la flora o fauna endémica que de otra manera podría desaparecer.

PENSAR SALUD

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Tags: desertificación | ecológico | extinción

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