Obesidad, diabetes y cómo afectan las bebidas azucaradas en Argentina

3 noviembre, 2021

Hace tiempo que las bebidas azucaradas están bajo la lupa por la cantidad de evidencia respecto a cómo afectan la salud de las personas. La aprobación de la ley de promoción de alimentación saludable o “ley de etiquetado frontal” puso en agenda lo mal que comemos. También lo mal que bebemos.

Los adultos consumen en promedio 85 litros de bebidas azucaradas por año. Se incluyen jugos de fruta, en polvo, gaseosas, aguas saborizadas y otros productos sin alcohol.

Esto supone casi un cuarto de litro diarios en los adultos. La cifra sube a 350 mililitros para los niños. Es decir, 128 litros por año por menor de edad. Los datos fueron obtenidos de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo por el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (Iecs).

Argentina es uno de los mayores consumidores per cápita del mundo de este tipo de productos.

Cada litro de bebidas azucaradas tiene, en promedio, 100 gramos de azúcar. Es decir que un argentino adulto consume 8,5 kilos de azúcar por año en forma líquida.

Cómo afectan las bebidas azucaradas en la salud

“Cuando tomamos un té o un café y lo endulzamos, vemos cuántas cucharadas de azúcar ingerimos. En cambio, cuando consumimos gaseosas, aguas saborizadas y jugos no vemos la cantidad de azúcar que contienen”, explica Andrea Alcaraz del IECS.

Las bebidas azucaradas son alimentos con excesos de calorías por gramo de producto y sin ningún otro aporte nutricional. Calorías vacías. Por lo tanto, estos productos están asociados a problemas de obesidad. El consumo de azúcar en exceso también puede provocar diabetes.

Todos estos trastornos alimentarios se traducen en una mayor morbimortalidad en el país. Investigadores del IECS estimaron ese impacto sanitario.

“Las cifras revelan que 639 mil casos de diabetes pueden ser atribuidos al consumo de bebidas azucaradas”, detalla Alcaraz.

A su vez, la diabetes atribuible al consumo de bebidas azucaradas provoca más de 1.300 muertes por años. Estos decesos son alrededor del 20 % del total anual de fallecidos por esta enfermedad en el país.

El trabajo también determinó que estos productos están detrás de más de 500 mil casos de sobrepeso y obesidad en adultos y más de 770 mil en niños.

“Los niños son una franja vulnerable porque las preferencias alimentarias se crean en esa edad y luego tienden a sostenerse en el tiempo”, aseguran del IECS.

Además, las bebidas azucaradas provocan:

  • 54 mil casos de enfermedades cardíacas por año
  • 29 mil accidentes cerebrovasculares
  • 34 mil problemas osteomusculares
  • 21 mil lesiones renales
  • 16 mil casos de asma
  • 9 mil de cáncer y otras patologías

“En nuestro país las bebidas azucaradas son la causa de 12 muertes por día”, dice el informe.

Y detalla que representa un gasto de $55.800 millones de pesos cada año para la atención de las enfermedades derivadas del consumo de bebidas azucaradas. Eso es alrededor del 3 por ciento de lo que el país gasta por año en salud.

Cómo frenar el consumo de bebidas azucaradas

Cambiar hábitos alimentarios es muy difícil. Sin embargo, las experiencias en otros países indican que hay cuatro estrategias efectivas para que la gente consuma menos bebidas azucaradas.

Los tres primeros puntos están regulados en la nueva ley de promoción de alimentación saludable aprobada recientemente. Todavía falta su reglamentación.

Etiquetado frontal. La normativa obliga a que los alimentos envasados y las bebidas sin alcohol incluyan un sello frontal en forma de octógono negro en el caso de que contengan exceso de azúcares, según el perfil de nutrientes fijado por la Organización Panamericana para la Salud (OPS).

Publicidad. El artículo 9º prohíbe que los alimentos y las bebidas sin alcohol incluyan en su envase personajes infantiles, celebridades deportivas y artísticas, patrocinio de sociedades científicas y la posibilidad de participar de concurso con premios.

En tanto, el artículo 10º prohíbe la publicidad especialmente dirigida a niños y adolescentes de los productos que contengan al menos uno de estos sellos que regula la normativa.

Educación. La normativa también promueve la inclusión de la Educación Alimentaria Saludable (EAS) como un eje de los contenidos mínimos de aprendizaje en las escuelas.

“La EAS implementada y sostenida en los niveles educativos representa una ventana de oportunidades para los niños y las niñas, ya que constituye una etapa en la que sus hábitos alimentarios están en formación y estos influirán en su salud en el mediano y largo plazo”, aseguran Georgina Oberto y Natalia Cervilla, integrantes del Consejo Académico de la Maestría en Ciencia y Tecnología de los Alimentos de la Universidad Nacional de Córdoba.

El artículo 12º prohíbe la venta de productos con al menos un sello en las cantinas y quioscos de las escuelas.

Oberto y Cervilla entienden que hoy existe una continua diversificación de alimentos procesados y una pérdida de estilos de alimentación a nivel familiar. “La escuela tiene un rol significativo en la elaboración de saberes y habilidades de sus estudiantes, saberes que son trasladados al núcleo familiar y compartidos entre sus miembros”, aseguran.

Impuestos especiales

Además de estas regulaciones, la OPS sugiere incorporar un “impuesto al azúcar” para reducir aún más su consumo.

Según un estudio de este organismo, un aumento del 25 % en el precio de las bebidas azucaradas a través de un impuesto específico se traduciría en una reducción del 34 % en el consumo de estos productos.

En 2014, México fue el primer país de la región en aplicar esta estrategia con un impuesto a las bebidas azucaradas de un peso por litro. Esto representa un aumento del 10%. La OPS y otros organismo sugieren que el incremento sea de al menos el 20% para que tenga efecto.

No obstante, el mismo año de implementación se observó un descenso de casi el 6% en su consumo y de caso el 10% en 2015. Otros países de la región que incorporaron impuestos al azúcar, aunque con otros enfoques e intensidad, son Ecuador, Barbados, Dominica y Chile.

El Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes) calculó el impacto que tendría un impuesto similar en Argentina. Según este trabajo, si el valor de las gaseosas aumenta un 10 %, su demanda cae en un 11,2 %.

“La creación de impuestos a las bebidas azucaradas y a otros alimentos no saludables se presenta como una de las alternativas jurídicamente disponibles para la intervención en estados comprometidos con la integración del derecho a la alimentación y a la salud desde un enfoque de derechos humanos”, señala el trabajo.

Por Lucas Viano @LucasViano
REDACCIÓN PENSAR SALUD
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Tags: alimentación saludable | Bebidas azucaradas | derechos salud | etiquetado frontal | Gaseosas | impuestos saludables | políticas saludables

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