Amamantar demanda energía, tiempo, disponibilidad emocional… y mucha entrega. Por eso, en la etapa de lactancia, es fundamental cuidar no solo al bebé, sino también a quien lo alimenta. Dos pilares clave de ese cuidado son la alimentación y el descanso. Ambos inciden directamente en la producción de leche, en el bienestar físico y en la salud mental.
🥗 Comer bien para cuidar(se)
Durante la lactancia, el cuerpo sigue atravesando grandes cambios. La producción de leche requiere un gasto energético adicional, por eso es importante que la persona lactante mantenga una alimentación variada, nutritiva y equilibrada.
¿Qué se recomienda?
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Consumir alimentos reales: frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, proteínas y grasas saludables.
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Hidratación constante: tomar agua con frecuencia es esencial. La lactancia genera más demanda de líquidos.
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Evitar dietas restrictivas extremas: el foco no debe estar en “bajar de peso”, sino en sostener la energía y cuidar la salud.
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Escuchar el cuerpo: comer cuando hay hambre, descansar cuando sea posible, y pedir ayuda si algo no está funcionando.
🍽️ Dato clave: No hay alimentos “mágicos” que aumenten la leche, pero sí una alimentación suficiente y balanceada que ayuda a sostener su producción.
😴 Dormir de a ratos… pero descansar
El descanso en la etapa de lactancia no siempre significa “dormir 8 horas seguidas”. Sabemos que eso puede ser difícil (o directamente imposible) con un bebé recién nacido. Pero descansar también es cerrar los ojos 20 minutos, delegar tareas, apagar el teléfono y cuidar el propio tiempo.
Algunas estrategias útiles:
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Aprovechar las siestas del bebé para descansar, aunque sea un rato.
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Repartir las tareas del hogar y los cuidados con la pareja o la familia.
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Cuidar el entorno del sueño: luz tenue, pantallas apagadas, comodidad.
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Evitar la autoexigencia de “hacer todo” mientras el bebé duerme.
😌 Descansar es salud. Es tan necesario como alimentarse bien. Y no es un lujo, es un derecho.
🧡 La lactancia también necesita sostén
Una buena alimentación y un descanso posible ayudan a que la lactancia fluya mejor. Pero también hacen falta acompañamiento, escucha, empatía. No se trata de alcanzar una “lactancia perfecta”, sino de construir una experiencia saludable y sostenible.
Cuidar a quien amamanta es cuidar al bebé. Porque cuando el cuerpo y la mente están nutridos y contenidos, todo se siente más liviano. Y porque nadie puede cuidar si no es cuidado también.
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