El cáncer de mama es el tipo de cáncer más frecuente en mujeres a nivel mundial y también en Argentina. Según datos del Instituto Nacional del Cáncer, se diagnostican alrededor de 22.000 nuevos casos por año en nuestro país, lo que representa casi un tercio de los tumores femeninos. La buena noticia es que, cuando se detecta a tiempo, las posibilidades de tratamiento exitoso y supervivencia superan el 90%.
La prevención y la concientización son herramientas fundamentales para reducir la mortalidad y mejorar la calidad de vida de miles de mujeres.
Factores de riesgo y protección
El cáncer de mama no tiene una única causa, sino que resulta de la combinación de factores genéticos, hormonales y ambientales. Entre los factores de riesgo más reconocidos se encuentran:
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Edad mayor a 50 años.
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Antecedentes familiares de cáncer de mama u ovario.
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Mutaciones genéticas (BRCA1, BRCA2).
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Terapia hormonal prolongada.
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Obesidad y sedentarismo.
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Consumo excesivo de alcohol y tabaquismo.
Al mismo tiempo, existen factores protectores que reducen el riesgo:
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Mantener un peso saludable.
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Realizar actividad física de forma regular.
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Amamantar.
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Llevar una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras y fibras.
Importancia del control periódico
El examen clínico y la mamografía son las principales herramientas para la detección temprana.
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Mamografía: es el método más eficaz para detectar lesiones antes de que sean palpables. Se recomienda una mamografía cada 1 a 2 años a partir de los 40 años en mujeres sin antecedentes de riesgo.
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Autoexploración mamaria: no reemplaza los estudios médicos, pero es útil para que cada mujer conozca su cuerpo y consulte de inmediato si percibe cambios.
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Examen clínico anual: realizado por un profesional de la salud, complementa la estrategia preventiva.
Según la American Cancer Society, la mamografía periódica puede reducir la mortalidad por cáncer de mama en un 20 a 40%, dependiendo del grupo etario.
Signos de alerta que requieren consulta médica
Es importante acudir a un especialista si se detecta alguno de los siguientes cambios:
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Aparición de un bulto o nódulo en la mama o axila.
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Cambios en el tamaño o la forma de la mama.
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Hundimiento o retracción del pezón.
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Secreciones anormales.
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Enrojecimiento, engrosamiento o descamación de la piel de la mama.
La dimensión emocional y social
Más allá del aspecto médico, el cáncer de mama impacta profundamente en la vida emocional, familiar y laboral de las mujeres. La red de apoyo —familia, amistades, grupos de contención y acompañamiento psicológico— es fundamental durante el proceso de diagnóstico y tratamiento.
En octubre, el Mes de la Sensibilización sobre el Cáncer de Mama, recordamos que el lazo rosa es símbolo de unión y solidaridad. Promover la información, el acceso a controles y la empatía son parte de la prevención colectiva.
Conclusión
El cáncer de mama se puede prevenir y, sobre todo, detectar a tiempo. Adoptar hábitos de vida saludables y cumplir con los controles médicos periódicos son las estrategias más efectivas.
✨ En OSPAT acompañamos a nuestras afiliadas en la prevención y el cuidado integral de su salud. Consultá con tu médico sobre tus controles de rutina. La detección temprana salva vidas.
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