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Conservar los paisajes sonoros para cuidar la salud

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Gente en un parque

Nuestra cultura visual a veces nos enceguece frente a otras formas de apreciación estética. Pero los sonidos son tan importantes como las imágenes. Paisajes sonoros, esa es la idea.

Los últimos miércoles de abril se celebra Día Internacional de la Conciencia sobre el Ruido. Además de limitar el bochinche de las ciudades hay que trabajar para que los sonidos sean agradables y preservar las “zonas silenciosas”, aseguran expertos.

¿Qué es la contaminación sonora?

Arturo Maristany, director del Centro de Investigaciones Acústicas y Luminotécnicas de la Universidad Nacional de Córdoba (Cial), sostiene que hay diversos enfoques para mitigar la contaminación sonora. “La legislación para bajar los niveles de ruido y los controles para que se cumpla son la estrategia clásica, pero otra forma es mejorar los paisajes sonoros”, asegura.

Y agrega: “No solo hay que controlar que los niveles de ruido no alcancen valores nocivos para la salud, sino que paralelamente hay que mejorar la calidad sonora”.

 

Ruido nocivo

Además de problemas auditivos, la contaminación sonora puede provocar problemas en el sueño, trastornos mentales (estrés, depresión) y consecuencias en el rendimiento laboral y escolar.

Algunos estudios encontraron que una exposición a niveles más altos de ruido se correlaciona con una mayor probabilidad de morir o sufrir problemas de corazón.

En la Unión Europea un 20 por ciento de la población vive en áreas donde el ruido de tránsito es dañino para la salud, según un reporte de la Agencia Ambiental Europea.

La intensidad del ruido se mide en decibeles (dB). Sonidos por encima de los 65 dB ya se consideran nocivos, aunque depende el tiempo de exposición.

Pero, según la OMS, ese nivel varía según el entorno:

  • En una zona con escuelas el ruido de fondo no debería ser mayor de 35 dB.
  • En barrios residenciales el valor máximo es de 50 dB.
  • En zonas industriales y comerciales es de 70 dB.

Ciudades ruidosas

Los centros urbanos de Argentina presentan niveles de ruido por encima de los valores fijados como sanos por la OMS.

¿Qué es un paisaje sonoro?

“Sabemos que el ruido provoca problemas de salud. Pero los sonidos positivos mejoran la calidad de vida”, asegura Maristany.

Maristany explica que los sonidos agradables varían según el contexto y los grupos sociales. “La música callejera puede ser agradable para algunos pero no para todos porque puede tapar los sonidos naturales. Hay que educar en esto”, ejemplifica.

En un paisaje sonoro, una característica importante es que se pueda distinguir la figura del fondo. El tránsito puede ser un sonido de fondo pero debe tener al menos 10 decibeles menos que el sonido agradable que escuchamos en primer plano, describe.

“Lo urgente es controlar la problemática del ruido. En nuestro país hay ciudades más avanzadas que otras. Buenos Aires es la única que ha desarrollado un mapa de ruido”, detalla.

Y sentencia: “Para preservar los paisajes sonoros e impulsar nuevos, primero hay que controlar el ruido”.

Qué se puede hacer

La principal causa de la contaminación sonora es el tránsito de vehículos. Los mapas de ruido están basados en el tráfico. Y sirven para identificar los sectores donde hay calma.

Maristany señala que el primer paso es preservar esos espacios silenciosos y luego realizar intervenciones para mejorar su paisaje sonoro.

Los sonidos naturales son juzgados como agradable. Allí se incluyen el agua de una fuente y el canto de los pájaros. Pero también las campanadas de una iglesia, la música callejera y las conversaciones de personas tienen buena aceptación.

Los sonidos tecnológicos son los más desagradables: ruidos de auto y colectivos, de construcción y la música emitida por los vehículos.

También se pueden crear paisajes sonoros nuevos. Para ello, primero hay que regular el tránsito. Algunas medidas pueden ser:

  • Diferenciación entre los vehículos que circulan (patente pares o impares, por ejemplo).
  • Restricción del tipo de vehículos (pesados, particulares, etc.).
  • Peatonalización de algunas calles.
  • Reducir la velocidad de circulación también ayuda a bajar el bullicio vehicular
  • Los autos eléctricos son menores ruidosos por lo que se puede impulsar su producción y uso.

Maristany explica que de esta forma se puede generar zonas calmas que luego hay que analizar si el paisaje sonoro resultante es agradable.

Pandemia silenciosa y paisaje sonoro obligado

Hace un año, casi todas las ciudades del mundo fueron zonas de silencio debido a la cuarentena por la pandemia. “En los primeros meses de cuarentena tuvimos ciudades utópicas, sin ruido”, reconoce Maristany.

Estudios en varias urbes del planeta registraron una reducción de entre 6 y 10 dB durante las cuarentena del 2020. Y los paisajes sonoros cambiaron porque se pudieron escuchar mejor los sonidos de las aves y otros más agradables.

Incluso las profundidades marítimas se volvieron más silenciosas en 2020, según el Experimento Internacional de Océanos Silenciosos.

Por Lucas Viano @LucasViano
REDACCIÓN PENSAR SALUD
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