
16 mayo, 2025
Claves para no soltarle la mano y ser parte activa del cuidado
La violencia de género es una realidad dolorosa, cotidiana y muchas veces silenciada. En Argentina, cada 27 horas una mujer es asesinada por su condición de género. Pero antes del femicidio, existen años —a veces décadas— de violencia invisible: gritos, control, aislamiento, humillación, amenazas, golpes.
En este escenario, acompañar puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. Sin embargo, muchas veces quienes quieren ayudar no saben cómo hacerlo. Tienen miedo de decir lo incorrecto, de presionar demasiado o de involucrarse en exceso. Este artículo busca brindar herramientas concretas y humanas para quienes están cerca de una mujer que atraviesa una situación de violencia.
💬 Lo primero: Creerle
Una de las formas más profundas de violencia institucional, familiar o social es el descreimiento. Frases como “algo habrás hecho”, “no puede ser para tanto” o “estás exagerando” terminan aislando aún más a la víctima.
👉 Cuando una mujer te cuenta que está viviendo violencia, lo más importante es escuchar sin juzgar y transmitirle que le creés, que no está sola y que tiene derecho a vivir sin miedo.
👂🏼 Escuchar sin presionar
Evitá las preguntas inquisitivas o que inviten al juicio. En su lugar, podés usar frases como:
-
“Gracias por confiar en mí”
-
“Estoy acá para lo que necesites”
-
“No tenés la culpa de lo que está pasando”
No la fuerces a denunciar o tomar decisiones para las que aún no está preparada. La violencia de género no es solo física: también hay manipulación emocional, económica, psicológica, lo que vuelve difícil cortar el vínculo de forma inmediata.
🛡 Brindar información, no imponer decisiones
Una mujer que sufre violencia necesita recuperar su sentido de autonomía y confianza. En lugar de indicarle qué debe hacer, brindale herramientas e información útil, como:
📞 Línea 144 – Atención gratuita, anónima y 24/7 en todo el país
📞 Línea 137 – Asistencia para víctimas de violencia familiar y sexual
🏛 Oficina de Violencia Doméstica (OVD) – Lavalle 1250, CABA (abierta todos los días)
👩⚖️ Orientación legal gratuita en organismos municipales o provinciales
🏥 Acompañamiento psicológico o grupos de ayuda
👉 Podés ofrecer acompañarla si quiere hacer la denuncia, ir a un centro de salud o hablar con una profesional. Pero siempre respetando sus tiempos.
🏠 Ayudá a crear una red de apoyo
El aislamiento es una de las herramientas más comunes que usan los agresores. Por eso, ayudar a tejer una red de contención (amigos, familiares, organizaciones barriales o grupos de mujeres) es esencial para que ella no se sienta sola.
Esa red no debe reemplazar las decisiones de la mujer, sino sostener, contener y proteger sin invadir.
❌ Qué NO hacer
-
No minimizar (“bueno, pero no te pegó”)
-
No responsabilizarla (“¿por qué no lo dejás?”)
-
No contar su situación sin su consentimiento
-
No imponer tus tiempos ni tus ideas de cómo debe actuar
-
No actuar sin su conocimiento o consentimiento (salvo que esté en peligro inmediato)
⚠️ En caso de peligro inminente
Si temés por su vida o la de sus hijos, y hay una situación de urgencia:
-
Llamá al 911
-
Activá la línea 137
-
Buscá la intervención de fuerzas de seguridad especializadas en violencia de género (existen comisarías de la mujer en muchas provincias)
A veces, actuar rápidamente puede salvar una vida. Pero incluso en esos casos, es importante preservar su integridad emocional y evitar la revictimización.
❤️ Acompañar es sostener, no salvar
Recordá: tu rol no es “rescatarla” ni decidir por ella, sino estar, escuchar, respetar y no soltarle la mano.
La violencia de género es una problemática estructural que necesita de redes activas, presentes y empáticas. Tu presencia puede no resolver todo, pero puede ser el primer paso hacia una vida más libre y segura.
📌 Recursos útiles
-
Línea 144 – Contención y orientación en violencia por motivos de género
-
Línea 137 – Asistencia integral en CABA y algunas jurisdicciones
-
Organizaciones como la Casa del Encuentro, el Observatorio de Femicidios o redes comunitarias
Acompañar salva vidas. Escuchar, creer, sostener.
La violencia de género no es un problema privado. Es un problema social. Y entre todos y todas, podemos ser parte del cambio.